EXPERIENCIA EN EL CONGRESO

Por; Gabriela Ortega Navarro

Abogada Beneficiaria auxilio de FONEDUCAR

 

Hace un año fui electa como consejera de juventudes de mi municipio, Zapatoca-Santander. Incluso antes de este momento siempre había estado interesada por trabajar en favor de forjar el surgimiento de nuevos líderes; al ser diferentes como individuos cubrimos distintas aristas y me parece importante que esas mismas constantemente se renueven.


Había recibido algunas invitaciones al Capitolio Nacional para participar en el apoyo de la actividad legislativa en relación con el tema juvenil, en esas visitas referencie a la fundación que sería una de las impulsoras y organizadoras de la visita que realice con los jóvenes de mi municipio al Congreso de la Republica en Bogotá. El día que me encontré con la convocatoria entable comunicación inmediata con los colegios del municipio (Son dos colegios, uno público y otro privado), ellos rápidamente aceptaron, buscamos entre los estudiantes quienes tendrían las aptitudes para participar en esta actividad, perseguía lograr que los estudiantes entre Décimo y Once participaran de la agenda legislativa. Entraron y clasificaron. Cuatro proyectos de ley les fueron entregados para su estudio, mismos que discutirían en el recinto del Congreso acompañados de otros jóvenes interesados. Me he formado en Derecho estos últimos 5 años, así que fue la oportunidad para poner a disposición de los jóvenes mi conocimiento jurídico y social. Nos preparamos sobre el Constitución Política de Colombia, la teoría del Estado, las nociones de dignidad humana, sobre cifras y estadísticas, los hechos, las leyes relacionadas con las discusiones a abordarse en cada uno de los debates del proyecto de ley. La experiencia vino a nosotros como una bocanada de nuevos aires, para hallarnos con el contraste colombiano no es necesario desplazarse hacia los diferentes territorios del país, la forma de expresarse y concebir la realidad, puedo decir, fueron las acciones en las que más los sentí ajenos, pero con unas inmensas ganas de comprenderlas. Pronto vi a los jóvenes que acompañe y prepare, en los pasillos del Congreso durante los recesos y el almuerzo, curiosos por saber cómo era posible que los demás podían ver otras orillas que no posaban de ilógicas, llegaban a mí con distintas preguntas sobre la diferencia. Recordé entonces que con mis primeras experticias con realidades distintas a la mía, me hacia las mismas preguntas (de hecho, en el mismo lugar en donde ellos se hacían las mismas preguntas). Me llena saber que esas conversaciones de pasillo calaron en la discusión de los debates, porque vi la cohesión que lograron a través de los acuerdos. Nuevamente volvían a mí con curiosidades, sino también con reflexiones, concluyeron que existían temas tan pasionales que para ellos fue imposible negociar desde la evidencia, lo técnico y que teniendo en cuenta la historia y el contexto de los territorios incluso para algunos existían temas más pasionales que para otros. Llamo mi atención que en una ocasión mencionaron lo difícil que era tomar decisiones, a nivel personal la toma de decisiones es compleja, pero intentar tomarla con personas de todos los rincones de Colombia con necesidades y visiones que iban en distintas direcciones era un reto aún mayor, además que a ello debían sumarle los detalles del aspecto técnico y procedimental, pero sobremanera capto completamente mi atención la conclusión de una joven que acompañaba, cuando al grupo de siete jóvenes, dijo: “No sabemos que esto es así como es porque jamás han hecho el intento de acercarnos a la institucionalidad, nos mantienen alejados con poca información y por eso son siempre los mismos quienes ocupan los cargos en la administración pública y también por eso muchos malentendidos en la sociedad, porque no sabemos cómo se toman decisiones” Recapitulando todo lo vivido y lo aprendido por ellos y por mí a través de acompañarlos en tan virtuosa experiencia, concluyo que el objetivo se cumplió. Los rotarios hicieron la mayor parte, fueron ellos quienes apoyaron con su confianza y financiación para pisar con contundencia los espacios que como jóvenes ocupamos los dos días participando activamente en el capitolio. Gracias.

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