Por; PGD María Claudia Pérez

Vivimos en tiempos diferentes, no difíciles, donde los cambios son constantes.  

La gran lección que nos dejó la pandemia respecto a la vida es: Vivir hoy, aquí y ahora.  

Veníamos de una dinámica donde dar nuestra mejor cara, exigirnos al límite, demostrar que teníamos la verdad revelada, lucirnos en cada uno de nuestros actos y mil situaciones más, nos impedían escuchar esa voz interior que nunca dejó de hablarnos, pero todo el tiempo intentamos callarla. Siempre hemos escuchado que somos únicos e irremplazables, el tema es que con los cambios que se han venido dando, resulta que: ¡Un día no estamos y al día siguiente nos reemplazan! ¡Así de sencillo! 

Es por eso mis amigos que los invito a que regresemos a la esencia, miremos atrás y digamos: ¿Ese o esa soy yo? Es lo que quiero ser el resto de mi vida? ¿Lo material es tan significativo que vale la pena vivir de este modo? Las preguntas serian interminables, pero siempre regresaremos a la raíz de todo: ¿Que me dice mi corazón que quiere callar la razón? 

La transformación está sucediendo y estoy segura de que nos damos cuenta. Nadie, por más duro e insensible que quiera creer que es; puede decir que todo sigue igual. No es así, las fuertes olas siempre atacaran el barco en el cual navegamos permanentemente. Ese barco es nuestra propia vida y el capitán somos nosotros. Tendremos temporadas de aguas tranquilas, algunas con movimientos profundos que no se perciben en la superficie y otras que se mostraran como grandes olas que nos intimidad y nos preocupan. Pero dice el refrán: ¿¿¿Quién se ha hecho experto en aguas tranquilas??? ¡¡¡Ninguno!!! 

Cuando los invito a que escuchen al corazón cuando les habla, les estoy diciendo: Ese corazón tiene diferentes formas de presentarse: Como un hijo, un amigo, una espiritualidad renovada, una lectura motivadora, un video de crecimiento, una decisión laboral, en cualquier momento ese click se va a dar y la voz del corazón la escucharas. 

Nadie está para juzgarte y tampoco estas para juzgar a nadie. Bastante tenemos con lo que la vida nos ha dado como para ir de redentores por el mundo. Siempre piensa que dentro de ti hay oro en polvo, que muchas veces la circunstancias no te dejan verlo y en otras ocasiones, situaciones, personas, momentos y demás…no te permiten verlo. 

El corazón siempre te va a hablar. Y no me refiero a temas de salud, me refiero a temas interiores, espirituales y emocionales. Es esa voz que tiene la verdad de quién eres tú, no lo que ven los demás. Dicen que solo el que tiene la gota de agua cayendo permanentemente sobre su cabeza, sabe lo que se siente. ¡Y es así!  

Hoy, desde lo más profundo de mi corazón te invito a escuchar esa voz que está allí. Es difícil darles un giro a tus pensamientos de la noche a la mañana, eso solo sucede en las películas; pero sabes algo: ¡Cuando sucede…ni tú mismo te lo crees! Empiezas a experimentar la verdadera paz y calma que sale de tu interior. Dejas de ser esa persona que juzga, comenta y comparte la vida de los demás y te centras en tu verdad. Esa verdad que solo a ti te puede generar tener la conciencia tranquila, caminar con la frente en alto y ser luz para los demás, dejándolos que brillen y que sientan la voz de su corazón decirles…Aquí estas, eres quién eres y solo tú puedes vivir en tu verdad.  

Amigos, vivimos permanentemente en nuestra realidad, ¡¡¡pero hay una GRAN VERDAD …escucha tu corazón!!!