Por; PGD María Claudia Pérez D4271
A pesar de la gran conectividad en que vivimos, aun no dimensionamos, que tan “ciudadanos del mundo” somos. Estamos a un click de cualquier información, los algoritmos nos tienen estudiados, solo es que pensemos en que queremos y en segundos nuestros equipos móviles nos muestran opciones y si nos demoramos mas de 3 segundos leyendo, nos encuentran casi con exactitud, lo que tenemos en mente.
Todo esto es realmente mágico y ni en nuestros mas remotos sueños nos hubiésemos imaginado que esto podría ser, la información al alcance de la mano es un sueño hecho realidad; sin embargo, seguimos dando “scroll”, “googleando” y colocando palabras afines a nuestra búsqueda interminable de lo que ya tenemos y de lo cual no hacemos uso.
Pero, nos estamos desconectando de lo más preciado, del ser humano, de esa persona que está cerca de nosotros y que necesariamente NO piensa como yo, no cree lo mismo que yo y no actúa como yo. Preferimos buscar ese ser humano perfecto en las redes y no perfeccionar ese ser humano que tenemos al lado. Nos deprimimos y angustiamos por lo que vemos y leemos, estamos perdiendo la capacidad de dejarnos sorprender por el día a día.
Les quiero compartir una experiencia personal: En agosto del 2024 fui llamada por Rotary para ser una de las 40 facilitadoras que va a la Asamblea Internacional en Orlando (USA). Cada año se eligen 40 de los últimos 5.350 gobernadores de los últimos 10 años. El solo hecho de recibir la invitación y tener 48 horas para decir: SI acepto, fue una sensación indescriptible de emociones. Soñar con un llamado, después de 5 años de haber sido Gobernadora de mi Distrito, fue sencillamente alucinante. Leí la invitación cualquier cantidad de veces, revise que mis nombres y apellidos fueran los correctos; era asi: Era yo.
Pasada la emoción, venia el momento de las reuniones vía zoom, la logística de la actividad y la organización del viaje. ¡Una montaña rusa! Conocía mis capacidades y se lo que puedo dar, sin embargo, mi mente me coloco una trampa: La barrera del idioma. Decidí hacer uso de toda la tecnología para superarla. Dentro del extenso material que nos envían de Rotary había una frase muy pequeña que era la llave maestra: No temas por el idioma pues trabajaras con traductores, lleva a la Asamblea tu actitud, tu sonrisa, tu conocimiento y todo se dará.
Amigos, han pasado 6 meses de ese llamado, de preparación intensiva y de crecimiento grupal y personal. Los facilitadores somos parte de la base de una Torre de Babel, nuestro chat es en todos los idiomas y estaremos en capacidad de comunicarnos con los mas de 1.000 asistentes a la Asamblea.
Como testimonio les puedo confirmar que Rotary me convirtió en ciudadana VIVA de un mundo dinámico y cambiante donde las relaciones de amistad, compañerismo y servicio van más allá de una pantalla de computador, un móvil o cualquier equipo tecnológico. ¡Rotary es vida!
