LIGERA DE EQUIPAJE

Por; EGD María Claudia Perez Lopez

 

Cada día que pasa es un día menos en nuestras vidas. Hay quienes dicen que a medida que avanzamos ganamos experiencia, sin embargo, ¿debemos tener claro de “Qué es experiencia?”, lo digo porque yo considero que es valioso atesorar momentos especiales y que es mejor desechar las preocupaciones, que no sabemos a dónde nos van a llevar, para mantener nuestra tranquilidad y paz mental.

Yo no soy la misma de hace 1 año y 3 meses. Mis expectativas cambiaron, mi plan de vuelo se vio modificado por circunstancias externas a mí. Siempre estuve segura de que los resultados en mi vida, eran producto de lo que hacia o dejaba de hacer. Nada mas lejano a la realidad que eso. Hice muchas cosas y no vi resultados positivos, dejé de hacer otras tantas y seguía sin ver los resultados que me animaran a sentir que iba por el camino correcto. Entonces, tome una decisión drástica: No controlaría mas mi vida, me daría permiso de viajar “ligera de equipaje”, dejando de lado años de autoconocimiento y dándome el permiso de hacer una nueva amiga, que me hablara al oído, que me aceptara como soy, que se sintiera orgullosa de mis pequeños logros personales y, sobre todo, que no me juzgara, que fuese “mi otro yo”, que fuese esa amiga incondicional que estuviese para mi, las 24 horas y fuese testigo de mis triunfos y mis desengaños.

No tuve que ir muy lejos para encontrarla, solo fue que me sentara en mi silla favorita, tomara un libro, ¡me alejara por unos momentos de las redes sociales y listo!, Allí estaba ella. Me conocía más de lo que yo pensaba, solo que en mi infinito de estar en todas partes al tiempo, no la escuchaba. Hace muchos años estuve en un retiro espiritual católico y vivíamos 3 momentos: La primera noche era un encuentro con Uno mismo, La segunda noche era un encuentro con Dios y la tercera noche era un encuentro con el prójimo.

Esa primera noche fue la más difícil. Quedarme callada escuchando mis pensamientos fue agobiante, en la segunda noche encontré confort y paz, pero en la tercera noche debía enfrentar al prójimo. Ese que se hace una imagen tuya que, en ocasiones, es la más alejada de la realidad, pero que, por mantener la fachada de casi “perfección”, evitaba enfrentar.

En mi silla favorita, me aferré a esa primera noche y me dije a mi misma: “Mi misma, esto es lo que eres y lo que serás”. Tus acciones solo te deben dar paz y tranquilidad a ti. No dependas de lo que los demas piensen. Muchas personas estarán a tu lado y vivirán “en cuerpo ajeno”, tu realidad. ¡Que este no sea tu caso!

Les digo la verdad: ¡Me liberé! Durante este año y 3 meses que pasamos en cuarentena, Toques de queda, pico y cédula y demás formas de control; aprendí a nadar en el mar de mis emociones. Esta nueva normalidad, me brindó esa oportunidad, ser libre en el encierro. La vida tiene extrañas formas de enseñarnos. 

Me di la oportunidad de escuchar mi voz interior, de quererme, de cuidarme para poder cuidar a los demas, de darme cuenta de que tenía demasiadas capas de pintura en mi vida y lo que reflejaba, no era lo que percibía en mi interior.

Amigos, los invito a viajar ligeros de equipaje, somos más, de lo que los demás ven y somos menos, que los duros juzgamientos que nos hacemos. La vida es un recorrido, donde encontraras pasajeros de todo tipo pero solo uno especial y ese eres tú.

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