Por: GD Ximena Caicedo Gutiérrez - D4271
Vivir la experiencia de visitar los clubes rotarios significa sumergirse en la realidad de cada grupo, descubrir la pasión con la que los socios trabajan y conocer de cerca las iniciativas que impactan positivamente en sus comunidades.
Y no solo eso, es sentir era camaradería, es aprender de las diferentes maneras en que se sirve y es dejarse inspirar por el compromiso social que caracteriza a cada club. La posibilidad de conocer de primera mano, los socios y las obras que cada uno de los clubes realizan es y será una de las mejores cosas que tiene este compromiso de ser gobernadora. Ese, siempre ha sido el comentario de quienes han sido gobernadores y hoy lo corroboro, porque son los momentos en donde se siente esa fuerza rotaria que llevamos.
EL AMOR POR EL SERVICIO, UNIDO A LA CREATIVIDAD
Esta vivencia permite apreciar la diversidad de proyectos y la dedicación colectiva que hace único al movimiento rotario. Es conocer la creatividad que tienen los clubes para recaudar fondos, sobre todo, porque aprovechan las oportunidades y si los benefactores no están, nada detiene sus expectativas, por el contrario, es admirable, ver su capacidad creativa, su compromiso y las ganas que ponen, hasta conseguir su objetivo y poder llevar a feliz término, sus obras meritorias. Resulta también admirable, ver en los clubes esa resiliencia, para vivir el servicio como si fuera su última oportunidad de hacerlo. Resulta también muy grato conocer que todavía existen grandes benefactores que con solo una llamada acuden a auxiliar las necesidades y atienden con generosidad los llamados de la comunidad y de los rotarios, porque saben que, todo lo que donan estará bien invertido. Hay clubes que programan ratos lúdicos que, no solo generan recursos sino también momentos de esparcimiento que son tan necesarios para mejor la calidad de vida del ser humano.
No obstante el cansancio que resulta de estas visitas, a veces maratónica, con gran variedad de climas, con los largos trayectos para llegar a visitar alguna obra, las reuniones con las juntas y con los socios de cada club, es satisfactorio y reconfortante, lo que uno como gobernador siente cuando, visitando obras, ve la sonrisa de un niño agradecido, de un abuelo al que se le devolvió su dignidad, a unas mujeres empoderadas y a una comunidad comprometida.
Desde el primer día de las visitas, que por homenaje a mi padre empecé con su club, no he dejado de admirar las grandes o pequeñas obras que como he dicho siempre, pueden que no cambien el mundo, pero si cambian el minuto y por ende la vida de las personas que ayudamos. Si conocer las obras de los clubes y su gente es maravilloso, es aún mejor, conocer nuestros pueblos, nuestras ciudades, nuestro paisaje, las grandes bellezas naturales que nunca podremos agradecer en realidad por su inmensidad.
ESTE DOLOR QUE ME ACOMPAÑA
¿Pero, Cuál ha sido un dolor que me ha acompañado en esta gran travesía? Que, aunque no lo queramos reconocer, los rotarios del común y la población en general, solo conocemos el 10% de las grandes, obras, que los clubes hicieron y que fueron luchadas, bien pensadas y financiadas con sudor.
Y es este el momento para preguntarnos, ¿por qué mantenemos nuestros clubes en el anonimato, en el desconocimiento?; ¿qué ganamos haciendo grandes obras si las dejamos en silencio y no las compartimos con otros? Sino socializamos los logros y esfuerzos de los clubes, perdemos la oportunidad de inspirar a más personas, fortalecer el sentido de comunidad y motivar la participación de nuevos socios, generando un efecto contagioso de solidaridad y servicio que trasciende fronteras.
CADA VISITA, UN DESCUBRIMIENTO
A la fecha he realizado visitas a 32 clubes, lo que significa el 54% del distrito y definitivamente en cada encuentro, descubro nuevas historias de superación, ideas innovadoras y formas distintas de servir, lo que me impulsa a replicar y difundir esas experiencias entre otros clubes y comunidades.
Cada visita ha sido única y especial a su manera. Cada encuentro me ha dejado enseñanzas valiosas, momentos de alegría y también retos que han fortalecido mi compromiso con el movimiento rotario. Lo importante es apreciar cada experiencia como parte integral del recorrido, reconociendo que todas contribuyen al crecimiento personal y al fortalecimiento de nuestra labor en la comunidad.
Gracias Distrito 4271, gracias clubes y sobre todo gracias socios por esos miles de atenciones que han tenido con la gobernadora