AUMENTO O DISMINUCIÓN DE SOCIOS

Por; Álvaro Reyes C. Presidente Comité Distrital de servicio a la Comunidad D 4281    

 

En algunos niveles de liderazgo, se ha discutido la conveniencia o no del aumento del número de socios, llegándose a afirmar, que nuestros directivos están equivocados al respecto.


Añoran el Rotary de antes, en donde según ellos, la membresía, relativamente reducida en número, hacía obras de gran magnitud, ya que quienes conformaban los clubes eran personajes representativos a todo nivel de la vida local, municipal y nacional y tenían un gran poder de decisión en sus manos. En otras palabras, que con pocos socios se hacía todo mejor.


Recordar esto no es malo, lo que no es correcto, es extasiarse en el ayer, y seguir creyendo en un mundo mejor, el de antes, sin entender que estamos en permanente movimiento y que este como tal, está ligado a los cambios. Creer que la élite de dirigentes de nuestro país se puede reunir y formar un club rotario y desde allí enfocar acciones que beneficien a los menos favorecidos en mi parecer, es desenfocado. 


El mundo cambia y la dirigencia por llamarla de alguna manera, dicta normas y políticas desde los organismos de poder (económico, político o social, o en las juntas directivas de las grandes empresas), tendientes a favorecer sus propios intereses, sin descuidar invertir en quienes más lo necesitan, para evitar conflictos. Es necesario aclarar que algunos pocos pueden estar interesados en nuestra organización, y se vincularán en la medida en que conozcan lo que hacemos, ya sea como socios colaboradores o como amigos.


Nuestro deber como líderes hoy en día, es fortalecer el grupo de voluntarios actuales, que, de una u otra manera, puedan llegar a intercambiar ideas con los grupos de poder y ejercer influencia en ellos, para lograr una convivencia sana de responsabilidad social. De esto dan fe aliados como la Fundación Bill y Melinda Gates y otros pocos a nivel Colombia que conocen lo que hacemos y con quienes es importante relacionarnos. Al mostrarles nuestras obras, abrimos puertas, para que inviertan en nuestros proyectos.

Si realmente aceptamos lo que somos y lo que representamos, con las obras que realicemos y la práctica de nuestros valores y de la prueba cuádruple, llegaremos a ser signo de clase media intelectual de buenas costumbres y de fuertes ideales de servicio a los demás. A ellos es a quienes debemos llegar principalmente, para invitarlos a que se unan a nosotros, siempre y cuando estemos en condiciones de mostrarles que somos dignos de confiar. Amistad y Servicio, serán las banderas que enarbolemos, para atraer más y mejores socios a Rotary International. 


Esta atracción debe ser completamente transparente y para ello debemos practicar la Equidad, la Diversidad y la Inclusión. Esos nuevos socios y muchos de los ahora presentes, impulsarán nuevos programas que serán atractivos para la clase dirigente de nuestro país. 


Es imperativo crecer y no sólo en número, pero es definitivo tener día a día más y más rotarios dispuestos a servir.


Dejemos de pensar en lo que pudo ser y no fue, no tratemos de culpar a otros de nuestras propias falencias y de los errores que cometemos. Aceptemos que debemos cambiar, iniciando ese proceso ahora; hagamos que nuestra organización sea agradable y respetada. Debemos añadir ingredientes que permitan a los demás, saborear lo que hacemos. 


Pongamos estos elementos (aderezos) en el servicio, para que más y más colombianos se sientan atraídos por nuestra organización. No es cuestión de días, pero si no iniciamos ya, será difícil hacerlo más adelante y la llama de la derrota se extenderá voraz y nos consumirá.


En conclusión, es a nosotros a quienes nuestras próximas generaciones juzgarán, a partir de la entrega que hagamos al servicio. Somos los llamados a determinar nuestro propio y definitivo rumbo y él iniciará, en la medida en que aceptemos que el “crecer” en todo sentido, incluyendo el número, es nuestra responsabilidad personal. 


Seremos ejemplo, solamente en la medida en que sirvamos y propiciemos el desarrollo de las comunidades más necesitados. Necesitamos más y más rotarios que se convenzan de que su responsabilidad es “fomentar cambios perdurables en nosotros mismos, en nuestras comunidades y en el mundo entero”.

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