LA EDUCACIÓN RURAL Y EL AGRO EN EL CASANARE

Por; Juan Bernardo Serrano Ardila - 
Presidente del Comité de Membresía / Club Rotario Yopal

 

Me atrevería a decir que la mayoría de Colombianos llevamos en la sangre un sentimiento y aroma de café, se podría decir ya que siempre hemos creído que vivimos en el gran país rural que la cultura cafetera nos enseñó. Soy Agricultor y  arrocero por herencia, pues desde los años 70 mi padre cultivaba arroz en el sur del César donde crecimos al lado de una hermosa hacienda que desafortunadamente por la violencia de los años 80 hoy conforma el gran inventario nacional de tierras de los “dineros calientes” y de los veloces para hacer plata como dicen.

Hoy estamos acá en Casanare y seguramente la mayoría de agricultores y ganaderos han estado estos últimos meses al frente más que nunca de sus fincas.  Esta es una de las enseñanzas que nos está dejando este COVID19, y es que los productores ya sean propietarios o no, nunca habíamos estado tan de lleno en nuestra actividad agropecuaria. Esto es algo que hoy se puede lograr pues mal o bien el proceso de paz ha generado zonas que hoy viven una paz relativa y el empuje de los agricultores hacen que el campo siga produciendo.

Pero lo lamentable es ver que esa imagen de país rural que tenemos desde niños no ha cambiado mucho durante estos 50 años. Las escuelas y en si la educación rural empobrecida, las veredas son lugares donde se vive relativamente mal pues su infraestructura es mínima, y otro tema muy grave es la conectividad del sector del campo en Casanare y en los llanos, es pésima.

En estos momentos la virtualidad llegó para quedarse y el atraso que tenemos en esta materia sí que es grave. El Estado Colombiano le abrió las puertas a grandes operadores que han concentrado su infraestructura en las ciudades capitales y no hubo una exigencia de un plan de cobertura rural necesario para el desarrollo del campo en calidad de vida y así mismo para la aplicación de nuevas tecnologías de agro de precisión que depende grandemente de la conectividad. 

Esto en nuestro sentir rotario nos ha motivado a enfocarnos a ayudar en algo a esta población rural y en si a mucha población que está alejada de la virtualidad porque realmente puede ser un lujo y algo muy lejano para muchas familias colombianas del gran común que es víctima de la inequidad de este país.

El Club Rotario de Yopal recibió una  donación de 91 computadores por parte de la empresa Famisanar E.P.S, donde hemos desplegado esfuerzos para soliviar esta necesidad de muchos niños que están estudiando pegados a una pantalla de celular que está maltratando su visión en el mediano plazo.  Ahí vamos llevando alegría y una nueva ilusión con estos equipos que bien nos han donado y que estamos orgullosos de poder entregar.

La educación sigue siendo maltratada por la corrupción y el país no ha priorizado la importancia de una mejor calidad de esta. Solo se habla pero poco se actúa pues los tentáculos de  las deudas políticas permean hasta estos recursos que deberían ser sagrados. Creo que tenemos mucho que hacer como Rotarios al frente de la educación y es muy motivante mejorar  las condiciones de muchos jóvenes que sueñan con un mejor futuro.

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