Por: FRANCESCO AREZZO
Es un placer dirigirme nuevamente a ustedes. Espero que estén gozando de este maravilloso e informativo Instituto.
Como mencioné en mi discurso anterior, todos ustedes han tenido la ventaja de compartir ya nuestro mensaje de este año Unidos para hacer el bien. Y como es de su conocimiento, esto es algo novedoso en Rotary: un mensaje presidencial para todo Rotary, y no un lema escogido por una persona. No solo me parece una estupenda idea sino también un estupendo llamado. Me gustaría compartir con ustedes lo que pienso al respecto.
Unidos para hacer el bien no es solo un eslogan; es la promesa de reenfocar nuevamente nuestro trabajo en lo que nos une: valores compartidos, respeto mutuo y una visión de servicio que no excluye a nadie. Es el recordatorio de que la fortaleza de Rotary no radica únicamente en nuestros proyectos, sino en la confianza y la buena voluntad que permiten que tales proyectos echen raíces.
• Estamos Unidos para hacer el bien cuando reforzamos el sentido de pertenencia de cada socio, asegurándonos de que todos se sientan como parte integral de nuestra organización, garantizando así que los clubes se comprometan a brindar a los socios experiencias inigualables como Gente de Acción y agentes de cambio.
• Estamos Unidos para hacer el bien cuando obramos como colaboradores respetados en las comunidades a las que servimos, aprendiendo unos de otros a fin de generar un cambio perdurable.
• Estamos Unidos para hacer el bien cuando sentamos los cimientos para lograr la paz, ganándonos la confianza, ayudando a satisfacer las necesidades humanas esenciales y superando las divisiones para formar amistades que trasciendan las diferencias.
• También estamos Unidos para hacer el bien cuando hacemos crecer a Rotary.Nuestra magnífica organización da gran importancia a nuestra membresía, no solo en términos de números, sino como evidencia de que seguimos siendo una red viviente de relaciones basadas en la confianza, el servicio y el propósito común. Si bien nuestra membresía internacional se ha mantenido estable durante las últimas dos décadas, con un crecimiento alentador con los clubes nuevos, continuamos enfrentando una dificultad persistente: la conservación de nuestros miembros. Casi un millón de nuevos socios se unieron a nuestras filas durante la última década, pero casi un millón se han ido.
Esta paradoja invita a la reflexión. La deserción de los socios se vuelve más alarmante con cada año que pasa. ¿Por qué se va la gente?
Según estudios que hemos realizado sobre este asunto, las razones no siempre son tan dramáticas: falta de participación significativa, promesas incumplidas, falta de adaptación de nuestros clubes para que coincidan con el modo de vida y las responsabilidades actuales, no haber implementado un cambio generacional en nuestros clubes. Pero debajo de estos problemas prácticos se encuentra algo más profundo: la sensación de que no siempre hemos mostrado lo que Rotary es realmente y lo que puede ser. No hemos liderado con nuestros valores.
Como rotarios, debemos atender este problema y mostrar lo que realmente somos. Es responsabilidad de cada uno de nosotros representar los ideales de Rotary en nuestra vida cotidiana; para identificar líderes y colaboradores a los que podamos acercarnos e invitar a nuestro viaje, no como reclutadores, sino como los custodios de una visión compartida.
Mencioné antes la importancia de la planificación y la continuidad. Esta es la razón por la cual el Plan de Acción de Rotary es tan importante, ya que es la hoja de ruta para resolver problemas en nuestra organización. Y algo que me conmueve mucho es la declaración de visión que antecede al plan: Juntos, construimos un mundo donde las personas se unen y toman acción para generar un cambio perdurable en nosotros mismos, en nuestras comunidades y en el mundo entero. Para convencer a otros de que se unan a nuestras filas, debemos demostrar que Rotary no solo es fuerte y vital, sino también relevante. Que es algo necesario. No solo para nosotros, sino para las personas a las que servimos y los colaboradores que buscamos. Por lo tanto, debemos crecer en tres direcciones:
• La primera es numérica. Mantener unido al club, conservar a nuestros socios existentes, motivarlos y atraer nuevos socios de calidad es un arte complejo que deben realizar todos los líderes de Rotary durante su mandato: es la tarea más difícil pero la que les brindará mayor satisfacción y por la cual serán recordados.
• La segunda dirección en la que debemos crecer es la membresía en términos de eficiencia.
No basta con tener cien socios si solo participan diez de ellos, no solo en las reuniones, sino también en los proyectos. En dicho caso, tendríamos un equipo de cien socios, pero una membresía efectiva y comprometida de solo diez. Suelo decir que nuestros clubes tienen carrocerías de superdeportivos. Deberíamos ser coches de carreras capaces de superar con facilidad cualquier obstáculo que surgiera en la pista de nuestros proyectos. Lamentablemente con frecuencia, cuando abrimos el capó de nuestros superdeportivos, encontramos un motor de automóvil utilitario de tamaño mediano, que representa el acostumbrado 20-30% de socios que asumen todo el trabajo. Y el superdeportivo padece, se esfuerza y se detiene aun cuando temporalmente 3 o 4 socios o pueden contribuir. Por lo tanto, es necesario crecer no solo en número sino también en participación.
• Y esto nos lleva a la tercera y última dirección de crecimiento: el crecimiento ético, es decir, el crecimiento en la “calidad” de los rotarios. La sociedad nos observa y nos juzga continuamente en función de nuestro ejemplo. El ejemplo que damos en nuestras familias, en el trabajo, en nuestras amistades, en nuestra vida cotidiana. Y cuando se trata de valores éticos, Rotary cuenta con una larga trayectoria de que presumir.
Pero ¿somos coherentes con nuestros valores fundamentales? o ¿Cuántas mujeres tenemos en nuestros clubes?, ¿Y cuántos jóvenes? , ¿Cuántos representantes de grupos minoritarios? o ¿Realmente resguardamos la amistad?, ¿Cuántas disputas existen dentro de los clubes? ¿Y con qué frecuencia se le pide al gobernador que resuelva diferencias y conflictos entre y dentro de los clubes?
Y podría seguir hablando, pero recuerden que fuera del club no nos juzgan por nuestros discursos elocuentes, nos juzgan por nuestras acciones, por el ejemplo que damos diariamente en nuestras familias, en el trabajo, en nuestras amistades, en nuestras relaciones con los demás como individuos y como comunidad.
Y cuando hablamos de acción, no hay acción más importante ni más necesaria que la construcción de la paz. Sabemos que la paz no es solo la ausencia de guerra; es la presencia de confianza, comprensión y justicia. Es la labor cotidiana de tender puentes donde otros edifican muros. Es el esfuerzo por liberar a las personas de la pobreza, el odio, los prejuicios y todo lo que crea conflictos y destruye la esperanza. Si vives sin guerra, pero padeces de hambre y no puedes velar por tus hijos, no podrás vivir en paz contigo mismo y con el mundo que te rodea. La paz no puede existir sin libertad o respeto por la dignidad humana de cada individuo. Pero en este mundo moderno se presenta una extraña circunstancia, donde el individuo tiene libertades, pero tales libertades principalmente alimentan al ego. No asumimos el papel que nos corresponde al ocuparnos de la humanidad. Vivimos rodeados de otras personas, pero alienados unos de otros, solos en una multitud. Y luego nos enfrentamos al temor.
En la mayor parte del mundo actual, existe el temor hacia un futuro incierto, el temor a perder la identidad cultural, el temor a un extraño que ha sido proyectado como alguien malvado, agresivo, sediento de su sangre y sus posesiones. Es la misma descripción, idéntica, que se fermenta en ambos lados. Es el antiguo temor a lo desconocido, a las culturas que te son ajenas, a los comportamientos sociales que chocan con tus costumbres, a veces incluso a las diferencias ideológicas que nos inquietan.
Aquellos de nosotros que nos preocupamos por la paz debemos superar esto. Es el antiguo temor a lo desconocido, a las culturas que te son ajenas, a los comportamientos sociales que chocan con tus costumbres, a veces incluso a las diferencias ideológicas que nos inquietan. Aquellos de nosotros que nos preocupamos por la paz debemos superar esto.
En Rotary, somos conscientes de que las palabras y las aspiraciones no son suficientes para construir la paz. La labor de Rotary por la consolidación de la paz no es teórica, sino que la vivimos. Sentamos los cimientos para la paz a través del servicio, la educación y la conexión. Nuestros Centros Pro Paz han capacitado a más de 1,800 becarios, quienes actualmente trabajan con gobiernos, ONG y organizaciones de base en todo el mundo. Son mediadores, negociadores, educadores y líderes, todos desplegando el espíritu rotario a los conflictos más difíciles de nuestra época. El Intercambio de Jóvenes de Rotary brinda a estudiantes la oportunidad de vivir en otros países, asimilar otras culturas, ver el mundo no a través de la lente de la sospecha sino a través de la lente de la amistad. ¿Cuántos malentendidos han podido evitarse gracias a que un joven pasó un año en el hogar de una familia extranjera, hablaba su idioma y los consideraba amigos? Y contamos con muchos más programas maravillosos: Intercambios Rotarios de Amistad, RYLA nuestra academia de liderazgo juvenil, Agrupaciones y Grupos de Acción. Todos recursos valiosos para establecer amistades e intercambiar ideas, uniendo al mundo. Y es en esta manera que Rotary construye la paz: cultivando la comprensión antes de que se enciendan los conflictos, creando redes de buena voluntad que perduran la política, plantando semillas de confianza que crecen a través de generaciones.
Y cuando ocurren desastres, Rotary también se hace presente. Cuando golpea un terremoto, cuando las inundaciones arrasan aldeas, cuando las guerras dispersan a las familias, los rotarios entran en acción. Fuimos testigos de esto recientemente en Ucrania, los rotarios donaron más de $60 millones para esfuerzos de socorro y los clubes de toda la región y del mundo entero se movilizaron para ayudar a los refugiados, brindarles techo, entregar medicamentos y ofrecer dignidad. Esto no fue una teoría. Fue servicio, inmediato y práctico. Y vale destacar que, como resultado, Rotary en Ucrania ha crecido. La membresía desde el inicio de la guerra ha aumentado en casi un 40 por ciento. En pleno conflicto, la gente se está afiliando a Rotary porque ve los resultados y quiere ser parte de este movimiento. Esa es integridad visualizada, la confianza ganada a través de la acción. Vemos como se repite esta historia una y otra vez: cuando tomamos acción y demostramos los resultados, atraemos a más personas a nuestro movimiento global. Sucedió en África e India cuando erradicamos la polio. Y sucederá en todo el mundo cuando acabemos con la polio para siempre. Confío en que el Proyecto a gran Escala centrado en la paz en Colombia será un punto de prueba para nuestra organización y tendrá un impacto en todo el mundo. Pero primero, tenemos mucho camino por recorrer. El impacto lleva tiempo. La credibilidad requiere repetición. La paz necesita práctica.
Rotary comprende profundamente esta verdad. Para construir la paz, no solo debemos abogar por esta sino también servir por ella. Debemos brindar los medios, las redes, las asociaciones, los actos diarios de valor y generosidad que permitan que la paz eche raíces. Debemos alentar a nuestros socios a trabajar en todo el mundo rotario para brindar esperanza a través de sus acciones. Sin duda, celebrar conferencias e instalar postes de paz son acciones positivas, pero debemos ir más allá de los símbolos y las palabras. Necesitamos tomar acciones que mejoren vidas para que la gente anide la esperanza de que la paz no es un sueño, sino el resultado final de nuestro arduo esfuerzo. No todos podemos escribir grandes novelas a favor de la paz, y es probable que nadie nos construya una estatua por nuestro servicio. Pero, juntos, podemos lograr más que una persona, por más importante que esta sea.
Ese es el mensaje de Guerra y paz de Tolstoi, que el espíritu de la gente, trabajando junta, pesa más que las ambiciones de cualquier figura heroica. Podemos lograrlo promoviendo nuestros valores, sirviendo de una manera que transforme vidas... pero, sobre todo, construyendo amistades rotarias, a través de comunidades, fronteras y el mundo entero. Hagamos de la declaración de la visión de Rotary, y del compromiso de generar juntos un cambio perdurable, nuestro futuro.
¡Muchas gracias!